martes, 10 de mayo de 2011

¡Que hable el Indio!

Buenas chic@s, aquí esta el escrito de la compañera carmen Camacho  de lo hablado en la clase pasada 03/05/2011 de pensamiento político.

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PENSAMIENTO INDÍGENA VENEZOLANO

¡Que hable el Indio!
Los pueblos indígenas no hemos tenido ni voz ni voto durante siglos. Todo el mundo sabe que somos los pueblos dominados. Todo el mundo sabe que nuestras ideas no son las dominantes. Frente a estas verdades tan simples, tenemos que luchar por promover nuestras ideas y perspectivas.
Emancipación mental.
Hay una constante en la producción de] pensamiento venezolano: la dependencia de ideas eurocéntricas. Desde la Colonia rige esa norma: entonces, fueron los tomistas y suarecistas de la Escuela del Tocuyo; después, con Andrés Bello, el empirismo inglés y, con Simón Rodríguez, le tocó el turno a Rousseau y los enciclopedistas. En el siglo XIX, Venezuela seguiría dependiendo de la expresión conceptual importada. De modo tal que continúa insatisfecha la exigencia que formulara Leopoldo Zea, desde México, cuando reclamaba una «emancipación mental» americana. En esa vía se encuentra el pensamiento indígena venezolano, aún no ha podido deslastrarse de los intelectuales indigenistas, de la cultura occidental que como la religión le fue impuesta en forma temeraria y compulsiva. La cultura no es una sentencia; es una herencia: los pueblos indígenas tenemos la obligación de magnificarla en el pedestal de nuestra mayor riqueza. En Venezuela existe una diversidad de movimientos políticos y sociales para reflejar el pensamiento y el sentir de diferentes agrupaciones que actúan en el país, así como expresar los contenidos y propuestas para llevar adelante un profundo proceso transformador que Venezuela necesita y lo va viviendo día tras día. Nosotros somos parte de este proceso, pertenecemos como ciudadanos venezolanos a un amplio sector deseoso de participar protagónicamente, contribuyendo con ideas y hechos originales y propios a plasmar el futuro de la Nación. Más que criticar o adversar la situación actual que vive el país, nos interesa introducir y fortalecer algunos elementos ya presentes en la Constitución Bolivariana del 99, pero que hasta hoy no han recibido suficiente atención. Somos definitivamente un país multicultural, pluriétnico y plurilingüe.
En busca de nuestras raices ancestrales.
Está basado fundamentalmente en nuestras propias aspiraciones colectivas como pueblo, a través de la educación o toma de conciencia de nuestros pueblos y la formación de nuestras bases primigenias, principalmente en las comunidades, consejos de ancianos, líderes y demás organizaciones propias. Buscamos la pluriculturalidad, el multilingüismo y la plurietnicidad. Esto es con el fin de fortalecer los valores del pensamiento indígena como la identidad, la memoria histórica, la conciencia de nuestras culturas, de nuestras cosmovisiones y las leyes consuetudinarias que nos sustentan. Nuestro pensamiento se ha venido construyendo desde abajo, contra el abuso de poder de los sectores dominantes, al calor de la guerra coyuntural, en la lucha contra las oligarquías, al fragor de las nuevas doctrinas de dominación, invasión, imposición, despojo y etnocidio, que tienen asideros poderosos en los imperios, iglesias, fundaciones, partidos políticos, ong internacionales y los Estados. Pero la subordinación al imperio, al sistema de gobierno de la clase oligárquica y de los Partidos Políticos, profundizó la exclusión en todos sus géneros, lo que hizo que los pueblos indígenas, se mantuviesen en una orfandad política, social y económica.
La culpa es de los pueblos indígenas, de sus líderes y el mestizaje exquisito, otorgamos espacios de discusión y aparecieron nuestros voceros oportunistas. Las organizaciones y sus líderes no tienen una estrategia y agenda política que discutir, que negociar, que pactar, los lideres tienen como único tema el asunto del dinero y de los viajes al exterior, esos líderes, capitalizan hoy en día la pobreza de esos pueblos, pero para enriquecerse; una Contraloría Social Indígena, mandaría a muchos de esos líderes oportunistas al Consejo de Ancianos, para la aplicación de la Ley Indígena por traición a sus pueblos , a los indígenas, a su sufrimiento y la causa de la Indianidad.
El pensamiento indígena, está basado en la cosmovisión, nuestros valores culturales, los principios y enunciados de las aspiraciones colectivas de nuestros pueblos, para compatibilizarla con los otros derechos, el conocimiento científico de la cultura occidental y el derecho internacional, no queremos ser objeto de los derechos humanos, sino sujeto de ese derecho, sin poner en peligro la soberanía del estado venezolano, como República Bolivariana.
El pensamiento indígena, fue uno de los temas más discutidos por varias generaciones de intelectuales. La fundación de las repúblicas americanas en el siglo XVIII, y sobre todo en el XIX, trajeron nuevos planteamientos, porque aparecen temas de la identidad, pluriculturalidad, propiedad, territorios, derechos originarios contra las repúblicas nacientes y la nación como un todo, lo cual significó, entre otras cosas, enfrentarse contra las oligarquías, los triunfadores de la independencia, los intereses económicos, las iglesias, los imperios y los estados nacionales, ante graves problemas de exclusión y el no reconocimiento de la presencia de culturas indígenas en esos territorios de los estados nacientes.
Simón Bolívar, venia planteando la solidaridad con los pueblos indígenas, primero por el bien de la humanidad, segundo porque tienen derecho a ello y tercero, porque hacer el bien no cuesta nada y vale mucho, de manera que en el pensamiento indígena, se imprime la huella intelectual del Padre de la Patria Grande y los fundadores de la Nación Indígena.
En Venezuela las políticas públicas indígenas eran paternalistas y etnocentristas, se reconocían la existencia de los pueblos indígenas, pero se les negaba sus derechos originarios como pueblos. Se consideraban a los pueblos indígenas como campesinos y vivían en orfandad jurídica, tutelado por el estado. La clase dominante, la guerra fría, los gobiernos de turno aliados con el Imperio, hicieron que ver que las organizaciones de derechos humanos y de los pueblos indígenas, eran el brazo político y armado del comunismo. No querían ver renacer las cenizas de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Sandino, Che Guevara, Guaicaipuro y Mara entre otros. Es necesario abandonar la política de dominación y exclusión social, porque de esa concepción, no puede existir filosofía indígena. La cultura occidental y sus intelectuales no podían, aceptar que otras filosofías puedan alternar con ella y nos etiquetan, como pensamiento religioso exótico, rebajándonos a pura cosmovisiones y pensamiento mítico-religioso. La concepción occidental supercultural de filosofía, sólo puede reconocer como filosofía las expresiones del pensamiento humano que imitan la manera occidental y que salen de Europa.
En Venezuela la presencia de pensadores indígenas se vio desmotivada, por la ley de misiones de 1915 y su reglamento de 1921. Los Vicariatos apostólicos, los partidos políticos, las fundaciones indígenas y algunas ONG se encargaban de representar a los pueblos indígenas y decidir sobre su destino. La finalización de la Guerra Fría, la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, permitió a los pueblos, aligerar el principio de la libre autodeterminación.
En Venezuela, sin embargo los indígenas materializan ese pensamiento con su música, danzas rituales y el sentido épico en la rememoración de los antepasados y de los grandes hechos que hacían gloria de la braveza de la resistencia cultural; ese pensamiento, ha quedado también reflejado en los petroglifos, la poesía oral y ahora escrita, esa filosofía se iba pasando a través de la oralidad a las generaciones de relevo, sin esa cosmovisión no hubiese sido posible llegar al siglo XXI. Que el pensamiento cósmico de la vida y del mundo que nos rodea, es la base sustantiva para comprender el pensamiento indígena , el pensamiento del mismo Indio, de la naturaleza y del universo, es la búsqueda, el reencuentro y la identificación con nuestro glorioso pasado, como base para tomar en nuestras manos la decisión del destino de los pueblos indios; -el pensamiento indígena se nutre en la concepción colectivista y comunitarista, basada en la filosofía del bienestar igualitario; Que la concepción científica india, define al hombre como parte integrante del cosmos y como factor de equilibrio entre la naturaleza y el universo, ya que de ello depende el desarrollo de nuestra vida creadora en la tierra (Estatuto CISA, 1980).
La Declaración de Quito –documento importante del movimiento indio ecuatoriano simbólicamente anuncia que el encuentro de 1990 representa la conciencia de “500 años de Resistencia”. Los redactores de este documento no anuncian explícitamente el indianismo como pensamiento político, aunque asumen representar a 120 naciones, tribus y organizaciones indígenas de 20 países de América; existen fragmentos que permiten la definición del pensamiento indio:
1. Nuestra concepción de la tierra está sustentada por la comprensión de que lo humano y lo natural es similar y a la vez está interrelacionado.
2. Nuestras formas políticas, económicas y productivas, todas son formas culturales y están enraizadas y orientadas por el comunitarismo.
3. Además, creemos que la propiedad de la tierra es colectiva. Cultivamos en comunidad y distribuimos los frutos en comunidad.

4. Y además creemos en la solidaridad, nuestros niños son de la comunidad.

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